Era el año 1930.
Nikolai Ivanovich Bujarin fue uno de los líderes más poderosos de la revolución bolchevique de 1917. Se presentó ante una gran multitud en Kiev y acababa de hablar ante la enorme asamblea sobre el tema del ateísmo.
Bujarin, intelectual ruso, fue editor del periódico soviético Pravda (que significa “Verdad”) y miembro del Politburó. Sus famosas obras sobre economía y ciencias políticas se vendieron bien.
Pero mientras esta potencia política hablaba, atacaba y se burlaba del cristianismo en todo momento. Al finalizar su discurso de una hora, sintió con orgullo haber diezmado con éxito el cristianismo.
"¿Hay alguna pregunta?" -preguntó Bujarin. Un silencio ensordecedor llenó el auditorio. Entonces un hombre solitario se levantó. Todos los ojos estaban puestos en él.
La multitud esperaba con gran expectación y, para su sorpresa, él dio su irrefutable refutación con un solo grito de sólo dos palabras: “¡KHRISTOS VOSKRES!” (“¡Cristo ha resucitado!”)
Mientras gritaba el familiar saludo ortodoxo ruso, la multitud se levantó como un solo hombre; y la respuesta fue ensordecedora: “¡VOISTINU VOSKRES!” (“¡En verdad ha resucitado!”)
Se ha proclamado la verdad, incluso en el desierto de la presunción antropocéntrica y la quiebra de la sabiduría humana.
Porque la Biblia declara maravillosamente: “No está aquí, porque ha resucitado…” (Mateo 28:6).
La teología de la PRESENCIA DE DIOS domina las Sagradas Escrituras. En muchas partes de la Biblia hay una fuerte garantía de la presencia divina: “¡ÉL ESTÁ AQUÍ!”
PERO ahora se nos dice: “¡ÉL *NO* ESTÁ AQUÍ.”!
Y la razón dada es la más gloriosa: ““Él no está aquí, porque HA RESUCITADO…”
¡Aleluya!
La resurrección de Jesús es el epicentro de la fe cristiana. La muerte está vencida. La esperanza se manifiesta. La vida se redime. Un gran destino espera a quienes creen – ¡por el gran cambio de JESÚS que está VIVO y VICTORIOSO!
¡ÉL HA RESUCITADO en verdad!
Edmundo Chan