Dos hombres similares construyeron dos casas similares que resistieron exactamente la misma tormenta, pero una casa se mantuvo firme mientras que la otra se derrumbó. ¿Por qué? ¡La diferencia está en la base!
Destaco tres lecciones fundamentales de esta importante parábola (Mateo 7,24-27).
- ¡Las apariencias engañan!
Desde la planta baja, las dos casas parecían exactamente iguales. ¡La diferencia es desde el nivel del suelo hacia abajo!
Pues la base es INVISIBLE y sólo se puede ver en tiempos de crisis, ¡cuando llega la tormenta!
Con demasiada frecuencia en la vida y el ministerio quedamos atrapados en meras apariencias porque nos sentimos atraídos a construir la fachada (para lucir bien) en lugar de construir los cimientos (¡para ser buenos!).
¡La tormenta NO construye los cimientos, solo resalta qué tipo de cimientos hay debajo!
- Una base firme se construye conociendo (y PRACTICANDO) la Palabra de Dios.
Jesús no dijo que ser sabio está relacionado con si conoces o no las Escrituras. Dijo que “aquellos que escuchan estas palabras mías y las ponen en práctica” son en verdad los sabios que construyen una base sólida.
En la Gran Comisión (Mateo 28:18-20), Jesús dijo: “enseñándoles a GUARDAR todas las cosas que yo he mandado”.
La verdad no cambia vidas. ¡Es la VERDAD APLICADA la que cambia vidas!
¡El verdadero discipulado requiere una acción decisiva, pasando de adquirir la verdad a aplicarla!
- ¡No caigas en la tentación de tomar atajos!
Evidentemente, es más barato, más rápido y más fácil construir sobre arena que sobre roca.
Como tal, ¡es muy tentador tomar un atajo y construir sobre arena! Y asumimos erróneamente que lo que construimos es lo suficientemente bueno para capear la tormenta.
¡Gran error!
Vendrán tormentas. Es inevitable. Vendrán tormentas sobre cristianos y no cristianos por igual, y cuando lleguen, pondrán a prueba nuestros cimientos.
Lo que hacemos en secreto (cuando nadie ve y nadie sabe) construirá o comprometerá nuestros cimientos. No te deleites sólo con la fachada. ¡Profundiza la base!
¡A prueba de tormentas tu hogar! ¡No caigas en la tentación de tomar atajos!
Edmundo Chan
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