¿Cuál es la diferencia entre un cristiano y un discípulo?
En el contexto de Hechos 11:26, sería cierto decir que “todos los cristianos son discípulos”. Así es como los primeros discípulos fueron llamados por el mundo observador.
Por otro lado, Jesús no deja dudas sobre el alto costo de seguirlo: “Cualquiera entre vosotros que no renuncie a todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14,33). Ser discípulo requiere morir a uno mismo y vivir para Jesús (Mt 16,24). Al hablar así, Jesús traza una línea clara entre ser un verdadero discípulo y alguien que simplemente dice seguirlo. Por lo tanto, es correcto, en el contexto de estas enseñanzas radicales de discipulado de Jesús, decir que “muchos son cristianos, pero pocos son discípulos”.
En este tipo correcto de discipulado del Nuevo Testamento, Jesús usa la palabra griega mathetes para indicar algo más que un simple “seguidor” o “aprendiz” de Cristo. Así, un discípulo de Cristo es un seguidor totalmente comprometido con Jesús. Ha calculado el costo del discipulado y está dispuesto a pagar el precio, sea cual sea. Está plenamente comprometido con Jesús como Señor de todos los ámbitos de su vida.
En la Gran Comisión, cuando encargó a sus discípulos “ir y hacer discípulos” (Mt 28:18-20), Jesús no estaba hablando de ganar conversos y partidarios para su causa. Más bien, la misión era reproducir discípulos comprometidos que “guardarían todas las cosas” que él ordenaba. Al concebir el discipulado de esta manera, Jesús elevó el estándar del discipulado bíblico y mostró que los matetes no eran meros aprendices, sino más bien aquellos que se entregaban completamente a él en absoluta entrega.
Como dijo Jesús, al dar “mucho fruto”, “probamos” que somos sus discípulos (Juan 15:8). Junto con el llamado al discipulado (“Ven”) vino la promesa de que, al seguir a Jesús, él mismo los transformaría en personas espiritualmente fructíferas.
Una vida transformada se multiplica; y esta multiplicación es la evidencia de la transformación.
Extractos seleccionados de los capítulos 2 a 4 del libro Un cierto tipo de Edmund Chan, Editora Betânia.
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