Para muchos, la preocupación y el cansancio se han convertido en una forma de vida. Estamos preocupados por estar cansados y cansados de estar preocupados.
La salud mental se ha convertido ahora en un tema crítico en nuestro mundo pospandémico.
Pero la preocupación, el cansancio y el eventual agotamiento NO tienen por qué ser una forma de vida. En cambio, PODEMOS vivir con vitalidad espiritual.
Jeremías 5 y 6 ¡Ofrece un triple consejo para mostrarnos cómo! Es el antídoto fundamental contra el malestar de la fatiga, el estrés, la ansiedad y el agotamiento.
Descubra el primero de los tres principios de aplicación de la vitalidad espiritual.
- Haz un balance de tu vida
Hacer un balance tiene que ver con la honestidad. Sin honestidad, el balance no tiene sentido.
Jeremías advierte sobre una doble negativa – “se negaron a aceptar la corrección” y “se negaron a arrepentirse” (Jer 5:3). ¡A menudo somos demasiado orgullosos para recibir corrección y demasiado tercos para arrepentirnos!
Lo primero es lo primero. Comenzamos con una evaluación honesta de nuestra propensión a extraviarnos y vivir vidas comprometidas (Jer. 5:1-2). Este es un problema que afecta a todos los ámbitos de la vida, tanto a los ricos como a los pobres (v.4-5).
Y en el centro del problema está la teología equivocada de que “Dios no hará nada” para juzgar (v12). En otras palabras, nos consolamos erróneamente con la falsa noción de que Dios simplemente haría la vista gorda, por así decirlo. Por eso elegimos ignorar las compasivas advertencias de Dios.
Las advertencias proféticas son serias. Sin embargo, el pueblo de la época de Jeremías rechazó con arrogancia a los profetas de Dios, diciendo que “los profetas se convertirán en viento” (v13). Descartaron las advertencias proféticas como meras palabras vacías.
¡Qué trágico!
El mensaje urgente de renovación espiritual de Dios se resume en sólo tres palabras: '¡Vuelve a mí!' Un retorno a los fundamentos espirituales. Un regreso a la integridad espiritual. ¡Un regreso a la verdad de la palabra de Dios!
De hecho, ¡la vitalidad espiritual comienza con un equilibrio honesto y un regreso a Dios!
- Toma el control de tu vida
Tomar el control de nuestras vidas tiene que ver con la responsabilidad personal.
Jeremías 6:16 dice: “Ponos junto a los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál es el buen camino; y caminad en él, y hallad descanso para vuestras almas…”
Nos aconseja abandonar nuestros propios caminos y luego buscar y caminar en el camino de Dios.
Pero ¡oh, cuántas veces estamos demasiado ciegos para ver! ¡Demasiado orgulloso para preguntar! ¡Demasiado testarudo para caminar!
De hecho, la vitalidad espiritual está anclada en nuestra voluntad de regresar a la verdad de Dios y caminar en los caminos de Dios.
- Cuida tu vida
Jeremías 5:23 expone la raíz del problema: “Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde; ¡Se dieron la vuelta y se fueron”!
No es sólo una ignorancia culpable, sino una terquedad culpable, lo que nos impide caminar correctamente ante Dios.
Cuidado con “el corazón terco y rebelde” (v23).
En el centro de este problema está la falta de temor del Señor (Jer 5:22). La causa fundamental de esto es la falta de un verdadero conocimiento de Dios y sus caminos (Jer 5:4). Entonces resentimos la autoridad de Dios en nuestras vidas – ¡aunque sólo Él sabe lo que es mejor para nosotros!
Esto es una tontería.
Supongamos que su automóvil tiene problemas con los frenos. El mecánico dice: 'Las pastillas de freno están gastadas. No cumplen con las especificaciones y deben ser reemplazados”. ¡Pero imagina que en lugar de cambiar las pastillas de freno, cambias las especificaciones!
Cuando combinas la tontería con la terquedad, ¡esto es en realidad un gran problema!
Debemos prestar atención al consejo de Dios en cuanto a vitalidad espiritual.
Hay tres principios de aplicación para recordar y aplicar:
HAGA UN REVISIÓN de su vida (¡a través de una evaluación personal!)
Toma el control de tu vida (¡a través de la responsabilidad personal!)
CUIDA tu vida (¡a través de la renovación personal!)
¡Que tengáis una bendita peregrinación por delante!
Edmundo Chan