Dedicando nuestros cuerpos a Dios (parte 1)

Cuidar tu cuerpo es un privilegio exclusivo. Este es el único cuerpo que tenemos. ¡No tendremos otro, al menos no de este lado de la eternidad!

En Romanos 12:1-2, Pablo apeló (del griego 'parakaleo', en este contexto, "exhortado sinceramente") a los creyentes a "presentar sus cuerpos en sacrificio vivo" a Dios.

Esta dedicación implica tres cosas. Dedicar nuestro cuerpo a Dios se trata de

1. LAS DECISIONES QUE TOMAMOS

“…Presentad vuestros cuerpos en sacrificio vivo.…” 

¿POR QUÉ “presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo”? ¡Tres razones! 

1. Espiritualidad de la gratitud: “Os ruego por las misericordias de Dios…”. ¿Por qué “misericordias”? En el contexto bíblico, la misericordia es un motivo principal en Romanos 11 y, por lo tanto, Romanos 12 hace el llamamiento basado en las múltiples misericordias de Dios (tenga en cuenta que “misericordias” es plural). 
2. Consideración teológica del orden de la creación. En la creación, Dios nos hizo en cuerpo y alma. Nuestros cuerpos no son más pequeños ni secundarios a nuestra espiritualidad. ¡El cuerpo es el instrumento funcional del alma! ¡Los dos están interconectados! Y cada parte de todo nuestro ser (cuerpo y alma) debe estar consagrada a Dios. 
3. En vista de nuestra peregrinación espiritual. ¡Hay algo en nuestro cuerpo (nuestro apetito) que puede impedirnos adorar a Dios en espíritu y en verdad! Presentar nuestros cuerpos como “sacrificio vivo” nos santifica. 

¿Cómo debería el cuerpo convertirse en sacrificio? El consejo apropiado de San Crisóstomo es este: No dejes que tus ojos miren ninguna cosa mala, y se convertirá en un sacrificio; que vuestra lengua no hable nada corrupto, y será ofrenda; No permitas que tu mano haga iniquidad, y se convertirá en holocausto. 

En otras palabras, ¡se trata de LAS DECISIONES QUE TOMAMOS! ¡Las decisiones que tomamos impactan directamente nuestro peregrinaje espiritual!

(Continúa)

Edmundo Chan