Módulo Vida Simple – Estudio 1.4.3
por Ilaene Schüler
(Mt 6,19-34)
¡Caminar contra el consumismo como ciudadano del cielo es un tremendo desafío! La facilidad del crédito y las oportunidades de compra son una tentación que revela que basta con recibir dinero extra, un aumento o algo similar, para iluminar los ojos y desencadenar detonantes internos y sociales en dirección a nuevas necesidades aparentemente impostergables.
En términos simples, Jesús nos enseña que dependiendo de la elección que hago, pongo la comida por encima de la vida y la ropa por encima de mi cuerpo. Nuestro corazón determina lo que es un tesoro para nosotros. Hasta que cambiemos los valores que motivan nuestras decisiones de gasto, no experimentaremos cambios profundos y duraderos. Incluso podemos tener algún cambio cuando, en medio de una crisis por falta de dinero, muchas veces sentimos remordimiento por las pérdidas. Pero, debido a la falta de un quebrantamiento genuino, que nos lleve a un compromiso de cambio profundo, nuestra tendencia es repetir estos procesos de pérdida.
Quiero indicar algunos principios que me han ayudado en mi búsqueda de una vida financiera saludable:
Primero, necesito creer y experimentar que Dios es un Dios de provisión. Él mismo es mi provisión.
La falta o abundancia de recursos económicos no determina mi seguridad. La libertad financiera no se mide por lo que recibes, ya sea poco o mucho, sino por cómo los recursos en tus manos contribuyen al avance del reino. La entrega total a Dios te dará descanso, dejándote libre para ver otras posibilidades y a otras personas.
José de Egipto, que ahorró para un momento difícil, y la viuda de Sarepta, que utilizó lo que tenían en la mano, son ejemplos de personas que atravesaron momentos de crisis.
Ambos usaron los recursos sabiamente, entendiendo que Dios es la fuente de cada milagro.
En segundo lugar, si bien reconozco y experimento a Dios como un Dios de provisión, hacer un presupuesto anual es un gran paso hacia una vida financiera saludable. El primer logro es ampliar la visión y concientizar sobre cuánto cuesta un gasto que dura más de un año. Por eso, a la hora de planificar un gasto, reflexiona sobre cuánto te costará al final de un año. Basta multiplicarlo por doce para llevarse un gran susto.
Una oportunidad inaplazable muchas veces puede esconder una trampa, así que establece prioridades presupuestarias y anota el significado de cada inversión para ti y las personas que amas. En última instancia, lo que puede ser superfluo desde el punto de vista de una persona, para otra está cargado de significado. Esta reflexión debe ser constante, ya que las opiniones pueden cambiar con el tiempo.
Nunca te endeudes, pero si sucede, saldalas lo más rápido que puedas. Recuerde: las deudas y los constantes pagos de intereses roban mucha libertad e impiden la realización de posibles sueños.
En tercer lugar, recuerda que es fundamental aprender a diferenciar las necesidades de los deseos, pero una vida sencilla no tiene por qué significar una vida sin calidad. Trate de tomar decisiones posibles que le brinden gratificación a usted y a su familia.
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