Celebramos el amor de Dios que en Jesús se hizo hombre entre nosotros. ¡Esta es nuestra fiesta de Navidad!
Entonces, ¿cuán profundamente debería impactar la forma en que Dios nos ama en la forma en que amamos?
El amor es el misterio del universo. También es tu poder. Porque la fuente de su llama eterna es Dios mismo.
Nuestro Señor Jesús dijo:
“Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado…” (Juan 15:9).
Luego, en el mismo contexto (en el mismo aliento, por así decirlo), Jesús nos instruyó:
“Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado” (v.12).
Preste atención a esto: la forma en que ÉL ama debe impactar la forma en que NOSOTROS amamos.
El apóstol Juan entendió esto claramente. Por eso dijo: “Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Juan 4:11).
Básico. La forma en que ÉL ama debería impactar la forma en que NOSOTROS amamos.
Permítanme compartir con ustedes cuatro razones básicas para amarnos unos a otros.
Primero, es el REQUISITO de Dios.
El amor no es una mera sugerencia. Es el mandato de Dios.
“Éste es mi MANDAMIENTO”, dijo Jesús, “que os améis unos a otros como yo os he amado”.
En segundo lugar, es la RESPONSABILIDAD del Amor.
En Juan 13:34-35, Jesús dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis unos a otros; Así como yo os he amado, así también vosotros os améis unos a otros. POR LO TANTO, todos sabrán que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros.”
El amor mantiene la Comunidad de los Redimidos (también conocida como “La Iglesia”). ¡El pueblo de Dios debe ser conocido por su amor!
En tercer lugar, está la RECIPROCIDAD del Amor.
El amor es una palabra de acción. El amor comienza. Y la misericordiosa iniciativa de amor de Dios exige una reciprocidad digna: amarlo a Él y amarnos unos a otros.
¡Debemos ser receptores de gracia y liberadores de gracia! En vista del amor de Dios por nosotros, debemos amarnos unos a otros.
Cuarto, es la RADICALIDAD del Amor.
El amor es el impulso radical para todo servicio aprobado por Dios.
En 1 Corintios 13, el apóstol Pablo declara: “Aunque hable lenguas humanas y de ángeles, pero sin amor seré como campana que resuena o címbalo que retiñe. Aunque tenga el don de profecía y conozca todos los misterios y todo conocimiento, y tenga una fe que pueda mover montañas, pero no tenga amor, nada soy”.
De hecho, ¡el Amor determina y define el tipo de servicio cristiano que Dios acepta y aprueba!
PERO – decir que amamos y poner el amor en práctica son dos cosas completamente diferentes.
Para poner el amor en práctica, primero debemos aprender dos cosas: la apreciación de que somos diferentes y el dominio de nuestros desencadenantes emocionales.
Que tengas un tiempo bendito celebrando el amor de Dios esta Navidad.
Basado en texto de Edmund Chan
Mentoría de líderes. Multiplicando Discípulos. Fundador de la Alianza Global de Iglesias que Discipulan Intencionalmente-IIFD