Una valla protectora

 

Ilaene Schüler

Una vez me preguntaron: “Si el diablo quisiera destruirte a ti y a tu ministerio, ¿en qué área de tu vida atacaría?” Esta pregunta encendió una luz roja. Sabemos bíblicamente que el diablo es un “león que ruge a nuestro alrededor”, pero la mayoría de las veces no nos damos cuenta de la gravedad de esta verdad. Y rara vez rezamos: “No nos dejes caer en la tentación, más líbranos del mal”, como nos enseña Jesús en la oración modelo del Padre Nuestro.

Las palabras del Padrenuestro a veces se vuelven tan familiares que perdemos de vista cómo cada petición puede abrir todo un mundo de significado y cómo en cada petición tenemos un mandato tanto de orar como de vivir.

Tertuliano dijo una vez: El Padre Nuestro es un resumen de todo el Evangelio. Jesús se identificó con esta oración. Él mismo está contenido en las palabras del Padre Nuestro.

Lutero el Reformador nos dice que “esta última petición No nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal, termina una oración en la que primero pedimos que el Nombre de Dios sea santificado entre nosotros, Su reino esté entre nosotros y se haga Su voluntad”.

¿Qué quiere decir esto? Dios, en verdad, no tienta a nadie; pero te rogamos en esta petición que nos guardes y preserves, para que el diablo, el mundo y nuestra carne no nos engañen, ni nos seduzcan a falsas creencias, desesperación y otras grandes infamias y vicios; y, aunque nos sintamos tentados, ganemos después de todo y conservemos la victoria”. (Martim Lutero – Pequeño Catecismo – explicación a la sexta petición).

Y para que podamos “resistir las asechanzas del diablo, en Efesios 6:11-13 Pablo enseña que debemos vestirnos de toda la armadura de Dios. Pablo menciona la armadura también en Romanos. En esta carta, nos dice que nos vistamos de las “armas de la luz” y del “Señor Jesucristo” (Rom 13:12,14). De hecho, esta armadura que describe el apóstol y que, según él, debemos ponernos es la del Señor Jesucristo. Jesús quiere ser nuestra defensa y nuestro vestido espiritual. 

 “Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal”. Larry Lea nos dice que “vencemos cuando nos ponemos toda la armadura de Dios y construimos una valla de protección a nuestro alrededor”.

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