Discipulado en la Vida – 09/06/2022
Curso: Restauración
Módulo: Batalla Espiritual – Conociendo al Enemigo
Estudio 5.5.7: El poder de romper mentiras
Isaías 28:14-15; Juan 8:31-38,44-47
¿De niño creíste alguna de esas mentiras que te decían los adultos?
“El que juega con fuego moja la cama”, “las hormigas son buenas para la vista”… un amigo creía que si lo pillaban súper vinculador se quedaría pegado para siempre y casi muere de desesperación cuando usó el pegamento por primera vez y se le derramó un poco en los dedos.
¿Sigues creyendo en alguna mentira hoy?
En Juan capítulo 8 del versículo 31 Jesús le está hablando a un grupo de personas muy específico: los judíos que habían creído en él.
Pero mientras el Señor hablaba, nos dimos cuenta de que ese no era el caso. Al parecer no creían en Jesús, sino que querían matarlo (Juan 8:40). Fingían que en realidad eran falsos discípulos infiltrados. Y Jesús los exhorta a ser verdaderamente sus discípulos; ¿como? Al permanecer en Su Palabra, conocerían la verdad y la verdad los haría libres.
A partir de entonces nos daremos cuenta de que no sólo mintieron acerca de haber creído en Jesús, sino que también estaban profundamente equivocados acerca de su realidad espiritual: se creían libres, pero esclavos del pecado. Creían que eran hijos de Abraham e incluso de Dios, pero, en realidad, eran hijos del diablo.
¡Qué maravilloso es poder acercarnos a Jesús!
Es como si pudiéramos acercarnos al sol en su esplendor. Toda oscuridad se disipa. No hay manera de acercarse a Cristo y no ser iluminado. Nos acercamos a él atrapados en mentiras que ni siquiera sabíamos que existían, verdaderas cadenas invisibles a nuestros ojos, pero evidentes a los suyos.
Mentiras que otros nos dijeron sobre nosotros y terminamos creyéndolas: ¡eres feo! ¡No sirves para nada, no haces nada bien! ¡Nunca le agradarás a nadie!
Mentiras que nos inventamos, construyendo argumentos que anestesian nuestra alma y endurecen nuestro corazón: “Soy una víctima, nadie me entiende, todos me persiguen, es porque trabajo demasiado, mi cónyuge tampoco me hace caso ”. Inventamos narrativas para justificar nuestro pecado y evitar la dura realidad de la maldad de nuestros corazones y la necesidad de confesar, arrepentirnos y hacer restitución.
La mentira nos vuelve rebeldes contra Dios. El pastor Paulo Borges Jr. dice que la incredulidad no es resultado de un corazón vacío, que no cree; proviene de un corazón que cree mentiras, cree en argumentos, sofismas que se resisten a la palabra de Dios. “Pero como digo la verdad, no me creéis”. (Juan 8:45)
En Apocalipsis 3 la iglesia de Laodicea está completamente engañada acerca de sí misma. Pensé que era rico, rico y que no necesitaba nada, pero no sabía que era miserable, pobre, ciego y desnudo.
¿Vives engañado acerca de ti mismo? ¿Estás albergando alguna mentira en tu corazón? ¡Jesucristo tiene el poder de romper las mentiras! Acércate a él con humildad y con el corazón quebrantado. Deja que el resplandor de Su gloria ilumine los rincones más profundos de tu ser. Sé un verdadero discípulo de Cristo permaneciendo en su palabra y conocerás la verdad y ella te hará libre.
Sergio da Mata