Íntimo con él

“¿Llevo tanto tiempo contigo y no me conoces?” Juan 14.9.

Estas palabras no son un reproche, ni expresan sorpresa por parte de Jesús; son un estímulo para Filipe. Jesús es la última persona que llegamos a conocer íntimamente. Antes de Pentecostés, los discípulos conocían a Jesús como quien les dio poder para vencer a los demonios y promover el avivamiento como en Lucas 10:18-20. Fue un excelente nivel de conocimiento; pero había un nivel aún más alto: “Los llamo amigos”. La amistad es rara en la tierra. Significa identificación mutua de pensamiento, alma y espíritu. Toda la disciplina de la vida está diseñada para permitirnos entrar en esta relación más íntima con Jesucristo. Recibimos Sus bendiciones y conocemos Su Palabra, pero ¿lo conocemos tal como Él es?

Jesús dijo: “Os conviene que yo me vaya”; esa relación debía terminar para que él pudiera elevarlos a una relación más sublime. Siempre será un gozo para Jesús ver a uno de sus discípulos interesado en vivir una mayor intimidad con Él. La aparición del fruto siempre se presenta como la manifestación de una unión íntima con Jesucristo, Juan 15:1-4.

Una vez que tengamos intimidad con Jesús, nunca nos sentiremos solos; Podemos dar de nosotros mismos todo el tiempo sin sentirnos privados. La persona que conoce íntimamente a Jesús nunca dejará a los demás sus propias impresiones, sino sólo la impresión de que Jesús está encontrando un camino claro en su vida, ya que el último abismo que quedaba en su naturaleza ha sido completamente llenado por Jesús. La única impresión que deja una vida así es la gran firmeza interior que el Señor da a quienes llegan a tener intimidad con Él.

Tómate unos minutos:

  1. ¿A qué llama Dios tu atención en este texto?
  2. ¿Cómo quieres obedecer lo que has oído de Dios?

Texto de Oswald Chambers, Todo para él, 7 de enero.

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