por Daniel Vargas Pereira
¿Conoces el principio 10/90?
Lo que sucede durante la reunión con tu discipulador, mentor o tu grupo de discipulado contribuye a tu crecimiento. El otro 90% de tu crecimiento está relacionado con lo que haces antes o después de tu reunión con tu discipulador o grupo de discipulado. Esta es tu parte en tu proceso de crecimiento, que incluye la preparación y el seguimiento, es decir, la realización de las tareas emprendidas en el estudio.
Estamos compartiendo los estudios del Curso de Discipulado, Módulo “Cómo ser un buen discípulo o aprendiz”, Estudio 1.7.6 “Disfruta las reuniones con tu discipulador, mentor” de la Biblia de Discipulado SBB.
Un discípulo de Jesús está en constante crecimiento.
En un grupo de discipulado crecemos juntos. Por eso, Pablo escribe a los corintios:
“Entonces, ¿cuál es la actitud correcta? Ahora bien, cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene un salmo, o tiene un mensaje de enseñanza, o tiene una revelación, o incluso tiene una palabra en cierto idioma y otro tiene la interpretación de ese idioma. Todo debe hacerse para la edificación de la Iglesia”. 1 Co 14-26.
Pablo anima a todos, mientras aún están en casa, a prepararse meditando y escuchando a Dios de antemano. De esta manera, cuando llegaran a la reunión tendrían algo que compartir y edificar a otros. Con ello, el resultado sería un encuentro edificante y transformador para todos.
De la misma manera, la preparación para las reuniones con su discipulador o grupo de discipulado es crucial para una buena reunión. Una reunión será edificante y transformadora en la medida en que cada participante tenga una buena preparación previa, sin dejar recaer en el líder facilitador la responsabilidad de promover una buena y edificante reunión.
Compartiré algunas opciones que han contribuido a mi preparación para la reunión con mi microgrupo de discipulado:
el. Dedique tiempo de calidad a prepararse respondiendo las preguntas del estudio bíblico de discipulado designado. Intenta leer los textos opcionales indicados. Escuche de Dios lo que Él le está llamando la atención mientras estudia. No lo dejes para el último día para leer y responder apresuradamente. Deja que Dios obre en tu vida a través del estudio.
b. Escucha a Dios y busca definir tus metas a corto y largo plazo:
Tu discipulador o tu grupo pueden hacerte buenas preguntas y ayudarte indicándote caminos, pero las decisiones dependen de ti.
Así que tómate un tiempo para reflexionar sobre dónde quieres estar a corto y largo plazo.
Las definiciones de tiempo son complicadas, pero normalmente considero el corto plazo como uno o dos años y el largo plazo como más de cinco años.
- ¿Qué quieres hacer en uno o dos años?
- ¿Qué te motiva?
- ¿Qué no te gusta hacer?
- ¿Cuál es tu vocación?
- ¿Cuáles son tus sueños?
w. Identificar debilidades o áreas de crecimiento. El autoconocimiento es clave aquí. Este es el proceso del que habla Pablo en 1 Corintios 11:28: “Examínese cada uno a sí mismo…”
- Las debilidades pueden identificarse durante la preparación previa a través del estudio o pueden ser errores o pecados recurrentes que ya has notado en tu vida. El grupo puede aportar mucho identificando debilidades que son “puntos ciegos” que todavía no he notado. En este proceso es importante identificar dónde Dios está generando preocupaciones y descontento en tu vida.
- Un área de crecimiento no necesariamente tiene que ser una debilidad tuya, pero puede representar un área en la que ya estás creciendo y quieres crecer más. Descubre tus fortalezas y oportunidades para tu desarrollo. Enumerar tus fortalezas y oportunidades de crecimiento es un buen comienzo para que tu discipulador o grupo sepa en qué áreas puede ayudarte.
Estamos compartiendo los estudios del Curso de Discipulado, Módulo “Cómo ser un buen discípulo o aprendiz”, Estudio 1.7.6 “Aprovecha al máximo las reuniones con tu discipulador, mentor” de la Biblia de Discipulado SBB.