por Ilaene Schüler
La verdad por sí sola no libera, la verdad aplicada en mi vida trae liberación. Tres preguntas me han ayudado en mi tiempo de lectura de la Palabra a identificar cómo aplicar lo que estoy escuchando de Dios en mi vida:
- Lo que escuché.
- Lo que entendí.
- ¿Cómo obedeceré?
Sentimos gran alegría al descubrir algo nuevo en la Palabra, pero en la mayoría de los casos, nos falta la resistencia y la disciplina para aplicar esta Palabra en nuestras vidas mediante la obediencia. Quien obedece crece.
Quiero compartir cómo he sido bendecido al usar esta dinámica de las tres preguntas, trayendo aquí notas de uno de mis devocionales.
1. Lo que escuché de Dios:
Hechos 26.19: “…No fui desobediente a la visión celestial…”
2. Lo que entendí:
La visión debe convertirse en realidad primero en mi vida. Dios me moldea a esta visión, hasta el punto en que puede confiarme la visión. La visión es un vistazo de lo que Él quiere que seamos aquí. La visión pasa por mi vida, por quién soy. De adentro hacia afuera. Primero conmigo. La importancia de renovar tu visión, de tener claridad. Realizar el ministerio es el resultado de dedicarme a Dios. Lo que logro ministerialmente tiene su origen en la visión que Dios me dio.
2. ¿Cómo obedeceré?
el. Buscar la convicción divina de cuál es la visión de Dios para esta etapa de mi vida escuchándolo intencionalmente durante las próximas cuatro semanas en mi tiempo devocional y compartiendo esto con mi equipo y mi microgrupo de discipulado.
b. Haz un retiro de 4 horas con Dios para dedicar más tiempo a Dios y escucharlo sobre esto.
w. En el Retiro con Dios, haz el Ejercicio de los Sueños: Tengo un Sueño… Tengo un sueño….
d. Identificar cómo cada actividad en la que participo contribuye a hacer realidad esta visión. Enumerar las actividades y registrar lo que he entendido durante las próximas cuatro semanas, compartiéndolo con mi equipo y microgrupo de discipulado.
y. Identificar en qué áreas de mi vida Dios está trabajando especialmente en este momento como parte del proceso de moldearme para estar a la altura de la visión que Él tiene para mí. Haga una lista de áreas y de lo que estoy haciendo o de lo que necesito hacer para crecer en ellas y compártalas en el grupo de discipulado.
Pero aunque he identificado dónde y cómo obedecer la Palabra, necesito un contexto de relaciones con personas que caminen conmigo en este proceso de experimentar el poder transformador de la palabra de Dios. Si no se desarrolla (¡y se practica!) el hábito de la rendición de cuentas, no se desarrollará la frecuencia en las actitudes. Y sólo la frecuencia y la regularidad transformarán las actitudes en un hábito, capaz de cambiar el comportamiento y generar crecimiento. Este es un proceso y no el resultado de eventos puntuales, casuales u ocasionales, sino el resultado de una constancia intencional, con rendición de cuentas sistemática, que, en consecuencia, impactará en (otros) comportamientos y relaciones, consolidando así el concepto de cambios que permanecen. .
¡Desarrolla la capacidad de escuchar a Dios hablarte, obedecer aplicando lo que escuchaste en tu vida y rendir cuentas ante tus compañeros de yugo! ¡Solo no!