El arte de conectar con la gente.

Principios efectivos para quienes no quieren perder la oportunidad de generar empatía y crear relaciones significativas.

 

En tiempos de redes sociales y excesiva prisa, es terriblemente común perder la sensibilidad para observar a quienes nos rodean. habla con quien sea en línea y ignoramos quién está frente a nosotros. Por activismo, agendas ocupadas y compromisos –muchas veces aceptados irresponsablemente– ignoramos a las personas, preferimos no perder el tiempo con sus preocupaciones, no damos la debida importancia a sus necesidades. Parece que estamos cada vez más adormecidos por el ajetreo y la dictadura de la urgencia.

Dada esta realidad, no es de extrañar que la depresión sea el mal del siglo y que los problemas emocionales sigan cobrándose miles de víctimas, incluso en los países más ricos. Como pueblo de Dios, debemos ir en contra de esta tendencia. ¡Ya!

Quizás nunca ha sido tan importante rescatar el arte de conectar con las personas, reaprender actitudes simples pero poderosas para conectar nuestro corazón con el de los demás. Por eso, quiero invitarte a repasar esta importante disciplina, a anotar consejos efectivos, a dedicar tiempo a reflexionar sobre cada uno de ellos y a dejar un legado allá donde vayas.

¿Cómo generar sinergia y conexión?

Escuche y observe atentamente: Al hablar, fíjate en las expresiones, gestos, tono de voz y estado de ánimo de tu interlocutor. No cometas el error de centrarte en lo que vas a responder, sino conéctate con el alma de la otra persona, interpretando las señales que emite. De esta manera fluirá la respuesta adecuada, porque se basará en un intercambio genuino en el que tu mente no se ha desviado en el intento de parecer comprensivo o elocuente. Manténgase concentrado y genuinamente interesado. ¿Cuántas veces has hablado con alguien que parecía tener la mente en otra parte? Aburrido, ¿verdad? ¡Evita esto!

“¿Cuántas veces has hablado con alguien que parecía tener la mente en otra parte? Aburrido, ¿verdad? ¡Evita esto!

Habla con empatía: Todo diálogo requiere un emisor y un receptor. Sin esto no hay conversación. El caso es que se ha puesto mucho énfasis en el acto de escuchar, pero no podemos olvidar que hablar es igualmente importante. ¿Por qué? La respuesta es simple: si una persona inicia una conversación, quiere recibir comentario, una respuesta plausible. La experiencia de intercambiar ideas con un interlocutor apático es terrible. Por tanto, vaya más allá de las respuestas monosilábicas: “sí”, “no”, “tal vez”, “vale”. Argumentar, profundizar, generar un intercambio de opiniones sano, productivo y rico. Este consejo se aplica incluso a las conversaciones de texto.

Haz que tu interlocutor se sienta valorado: Como afirma Dale Carnegie, autor del famoso Mejor vendido “Cómo hacer amigos e influir en las personas”, todo ser humano quiere sentir que es importante. Un hecho que podemos confirmar empíricamente. Veamos: ¿te gustaría mantener amistad con alguien que te desprecia y menosprecia? ¡No! ¿Te sentirías bien hablando con un “amigo” que te considera desechable e irrelevante? ¡Por supuesto! Y esto sucede porque todos tenemos el deseo de ser apreciados de alguna manera. Por eso, acostumbra a prestar toda tu atención a quien esté frente a ti, haciendo que tu interlocutor esté completamente seguro de que, en ese momento, él es el más importante.

“Acostúmbrate a prestar toda tu atención a quien esté frente a ti, haciendo que tu interlocutor esté completamente seguro de que, en ese momento, él es el más importante”.

Celebre la compañía de los demás: Es realmente maravilloso cuando nos reciben con un cálido abrazo, una sonrisa de bienvenida y gestos de alegría. Por otro lado, es muy malo notar que nuestro interlocutor tiene el ceño fruncido, está nervioso o tiene prisa. El éxito de una conversación se puede definir desde el principio, con un “hola” o un “buenos días”. Esté atento a este momento crucial. Importante: nunca descargues tus sentimientos negativos con los demás.

Sea honesto: Ten presente que todas tus acciones y motivaciones deben ser veraces. Fingir no es la salida. De hecho, pronto se advierte un comportamiento artificial y disimulado. Detectamos con relativa facilidad cuando nuestro interlocutor está fingiendo algo que no es real. Recuerda que la autenticidad, la verdad y la integridad son elementos fundamentales en las relaciones humanas.

Sea consistente: De nada sirve decir: “Hola fulano de tal, ¡qué gusto verte!”, si tus ojos expresan lo contrario. Una vez escuché algo que me hizo reír: “No tiene sentido fingir un signo de exclamación donde hay un punto”. Es muy diferente expresar un: “¡Hola!” y un "Hola". Tus palabras deben acompañar tus gestos. Y como dice el refrán: “Un gesto vale más que mil palabras”.

Ser transparente (conectar con el dolor de la otra persona): Cuando mostramos nuestra propia humanidad, abrimos un espacio para que las personas se identifiquen entre sí. ¡Nos gusta saber que la otra persona es como nosotros, de carne y hueso! Por eso, no tengas miedo de hablar de tus luchas, dolores, derrotas, alegrías y victorias.

Es impresionante el poder de conexión que tiene una historia. Comparte el tuyo y úsalo para ayudar a quienes lo necesitan. Respecto a esta actitud, Pablo escribió a los corintios: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, que nos consuela en todas nuestras angustias, para que con el consuelo que recibimos de Dios , podemos consolar a los que pasan por tribulaciones” (2 Cor 1,3-4).

Evite bromas innecesarias: Quizás recuerdes una situación en la que te sentiste completamente avergonzado por un mal chiste o una situación ambigua, en la que no sabías exactamente lo que la persona pretendía. Esto ya me pasó a mí y la experiencia fue amarga, sumamente vergonzosa. Creo que el “bromista” no se dio cuenta del malestar que causaba. Lo que se suponía que iba a tener un efecto positivo resultó drásticamente negativo. No seas indiscreto. Salva a tu interlocutor de la vergüenza.

Ofrecer ayuda y proponer soluciones: Todo el mundo, de alguna manera, se enfrenta a dificultades en la vida: desde las más simples hasta las más complicadas. De la misma manera, todos buscan ayuda y alivio. Es reconfortante encontrar un compañero con quien compartir tu equipaje.

Cuando notes la angustia de alguien, acércate y busca formas de aliviar su sufrimiento. Dona tiempo y todo lo que puedas. Una actitud así seguramente generará relaciones profundas y duraderas. ¡Tú también puedes volverte inolvidable!

¡Acción!

Hay muchas actitudes que pueden ayudarte en el arte de conectar con las personas, pero toma nota de las que te acabo de sugerir y ponlas en práctica. Tenga presente en todo momento esta verdad: su amistad puede ser un canal de bendiciones y mejorar la vida de alguien. Así que ¡no pierdas el tiempo y aprovecha las oportunidades! •

Cleiton Oliveira

Cleiton Oliveira es periodista, traductora y escritor fantasma de autores brasileños. Estratega en comunicación institucional y relaciones con la prensa, es colaborador de contenidos de los Ministerios Hombres Mentores y Mujeres Mentores. Creador del blog “A través de la Tierra – Mensajes de vida para las naciones” (portodaaterra.com), escribe artículos que hablan de esperanza, transformación y fe.

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