Recuerda que, en su infancia, a veces, cuando todavía tenían una familia “estructurada” (con miembros de la familia viviendo juntos, pero no necesariamente en armonía), cuando llegaba la Navidad, ¡había muchas expectativas! ¡Fiesta, celebración, regalos (no muchos), comida (sí, hubo mucha)! La alegría de un año que llega a su fin y la esperanza de un nuevo ciclo que comienza. La familia se reunía, comía, bebía, celebraba, era una reunión, era divertido, pero no tenía ningún propósito. Abuela, tíos, padres, hijos, primos, sobrinos, muchas generaciones y ¡solo una Navidad!
¿Qué fue la Navidad? Para la abuela, era un momento en el que estaba con sus nietos y podía contar muchas historias, ¡siendo el centro de atención! Para los padres, sería un momento para celebrar en familia. ¿Pero qué familia? Al parecer tenían una, pero en el fondo no era una familia real. ¡Muchos conflictos, problemas, necesidades, todos desafíos disfrazados en una celebración que representaba algo importante, pero sin ningún significado para ellos! Para los niños, sería el momento de recibir regalos, cuando fuera posible, ¡o ganar un poco de dinero de la abuela! Era una época para jugar y hacer muchas cosas. Un tiempo para olvidar los problemas, para no recordar las peleas, los desamor, para pensar que eran importantes. Un momento para ser visto por los adultos y pensar que les importaba.
¡Muchas generaciones, diferentes perspectivas! Pero, en el fondo, ¿qué es la Navidad? ¡Su Navidad no tenía sentido, no tenía ningún propósito! Fue una comida más rica, una fiesta más organizada, ¡pero no tenía sentido para sus vidas! ¡La familia fue desmantelada y la Navidad, que era la “llamada” reunión, fue aniquilada! ¡Incluso hoy, esta es la realidad de la Navidad para muchas familias! ¡Una reunión sin propósito o una celebración que ya no existe! ¡Muchas generaciones enfrentan los mismos desafíos! Pero en este momento, en esta época del año, por una gran razón, todo el mundo acaba volviéndose más reflexivo.
Así como un día el amor de Jesús alcanzó a varios miembros de esta familia, desde el hermano menor hasta el mayor, la madre y la abuela, ¡muchas generaciones, en este período, serán alcanzadas por Aquel que conocen como Salvador! Cuando Él los alcanza, llegan a comprender: ¡que la Navidad se trata del Salvador! ¡El Mesías, el Señor! ¡Que se trata de Aquel que un día los transformó! ¡Cuál es la oportunidad de encontrar a Aquel que continuamente os transformará!
La Navidad empezó a tener sentido, porque no se trata de nosotros. Se trata de Él. Se trata de Aquel que viene y que cambia y transforma los corazones. ¡Jesús, el verdadero significado de la Navidad!
¡Jesús es Navidad para el abuelo! ¡Jesús es Navidad para papá! ¡Jesús es Navidad para el hijo!
¡La Navidad es tiempo para que el abuelo celebre la llegada del Salvador, el Mesías y Señor! Es hora de que el padre celebre a Aquel que una vez lo transformó. ¡La Navidad es una época para que los niños conozcan a Aquel que transformará sus vidas para siempre! ¡La Navidad es el nacimiento de Jesús! ¡Aunque muchas generaciones, pero la misma Navidad! Puede que tengamos diferentes formas de celebrar, pero la Navidad es igual para todos. Jesús, el verdadero motivo de nuestra celebración. El nacimiento de Cristo es la representación de su amor, reflejado también a través de la familia.
“¡Tanto amó Dios a todas las generaciones, que envió a su único hijo, para que todo el que crea en él, de cada generación, no muera, sino que tenga vida eterna!”
¡Muchas generaciones, una Navidad!
Feliz navidad
Por Gilly Ferraz