La destrucción de una fortaleza

Discipulado en la Vida – 12/05/2022
Curso: Restauración
Módulo: Batalla Espiritual – Conociendo al Enemigo
Estudio 5.5.3: La destrucción de una fortaleza

 

En todos los vehículos de motor hay puntos ciegos, que son zonas donde no podemos ver lo que hay muy cerca de nosotros, lo que puede provocar algunos accidentes de tráfico.

En los vehículos más nuevos y modernos existen sensores de presencia dirigidos a estos puntos ciegos, con el fin de alertar al conductor sobre algo que está muy cerca y, de esta forma, evitar posibles accidentes o situaciones de mayor dificultad.

En nuestra vida espiritual ocurre de la misma manera porque también necesitamos estar alertas sobre aquello que está muy cerca de nuestro punto ciego, áreas que no podemos identificar o actitudes que no podemos identificar, pero que perjudican mucho nuestras relaciones y convivencia con otras personas. .

  • Pero ¿cuáles son esos puntos ciegos que tanto perjudican las relaciones interpersonales?
  • ¿Cómo puedo lidiar con algo que a veces no entiendo porque no lo veo, pero que es altamente destructivo en mi vida, en mis relaciones y en mis interacciones con otras personas?

 Esto es lo que veremos hoy en El Discipulado en la Vida…

Sois todos muy bienvenidos y muy bienvenidos.

Estamos en el Módulo de Restauración Bíblica de Discipulado – 5.5 Destruyendo Fortalezas y el tema de hoy: “La Destrucción de una Fortaleza”

Realmente vivimos en un mundo hostil, en un mundo donde las personas son “expertas” y tienen “opiniones” de todo, hablan de todo, comentan de todo, opinan de todo, pero les falta el amor de Dios y sobre todo la autoconciencia. amar. Y cuando tienen esta falta de amor, actúan y se acercan a las cosas y a las personas y, cuando algo no sale según lo planeado y sobre todo cuando se les contradice, cambian radicalmente su estado de ánimo y su comportamiento, tratan mal a las personas y actúan de forma hostil. manera, como muchos dicen decir sin saber por qué actúan así.

Esto tiene que ver con una “fortaleza” y la palabra fortaleza significa “mecanismos de defensa”, lo cual la propia psicología nos advierte sobre decenas de mecanismos de defensa que todos utilizamos a diario. 

Estos mecanismos de defensa que fueron creados para protegernos aparecen de manera enfermiza porque muchas veces se generaron en asuntos no resueltos y heridas no cicatrizadas, porque estos funcionan como desencadenantes que activan mecanismos de defensa, que inconscientemente revelan conductas y actitudes no muy buenas ni saludables.

Pero ¿cómo identificar esos mecanismos de defensa y esas fortalezas que es necesario destruir?

Primero debemos orar, orar a Dios para que el Señor nos ayude a lidiar con estas fortalezas y orar con sinceridad como lo hizo el salmista en (Salmos 139.23-24) “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos; Mira si hay algún mal en mí y guíame por el camino eterno”.

También necesitamos gente que nos diga la verdad. ¿Tienes personas que te dicen la verdad, que te dicen la verdad con amor? Un buen hacedor de discípulos puede ser la persona que el Señor levantó para ayudarte a destruir esas fortalezas en tu vida.

Y para vivir relaciones sanas necesitamos tener la humildad de mirar dentro de nosotros mismos y preguntarnos por qué tenemos esa actitud cuando algo no sale como queremos o cuando nos contradicen o nos supera la ira.

Y bajo la guía del Espíritu Santo, identifique:

  • Cuál es la raíz del problema en mi vida: cómo surgieron estos mecanismos de defensa poco saludables y que perjudican mis relaciones.
  • También debemos ser valientes porque esto a menudo está relacionado con el dolor y debemos aprender a lidiar con el dolor, no huir de él ni escondernos en él.
  • También necesitamos arrepentimiento y empatía: porque generalmente lastimamos a las personas y necesitamos reconocer que lastimamos a algunas personas con nuestro comportamiento y nuestra manera.
  • Necesitamos arrepentirnos porque las fortalezas se manifiestan principalmente en impulsividad, en actos irreflexivos, basados en algún tipo de idolatría del corazón. Y recuerda: sin arrepentimiento no hay restauración.
  • Y la clave para destruir la fortaleza es el perdón, perdonarnos a nosotros mismos y perdonar a los demás que nos lastiman y a quienes nosotros también lastimamos. Este perdón es la clave para la curación y la destrucción de la fortaleza.

Así, seremos pacificadores, lo cual es un cambio de hábitos de mentalidad para pacificarnos primero a nosotros mismos y también apaciguar a otras personas que nos rodean. 

Y recuerden: un buen discipulador será la persona que los acompañará para que sean responsables, no vuelvan a viejos hábitos y, así, crezcan en este camino, en este camino con Dios. 

Este momento me hizo reflexionar sobre algo muy importante: que necesito identificar qué es lo que aún pone en marcha los “mecanismos de defensa” que aún no he podido destruir cuando algo no sale como lo planeé o cuando me contradicen. Hay mecanismos de defensa que necesito eliminar, hay fortalezas que necesito destruir en mi vida.

Y para ello necesito ser honesto conmigo mismo, honesto con Dios y con las personas que me rodean, para reconocer estas áreas de fragilidad en mi vida.

Siendo honesto quiero dejarles un consejo, algo que hago con mis discípulos y mi discipulador, que es preguntarles qué les gustaría decir de mí y qué les gustaría decirme, no desde una perspectiva positiva. , pero desde una perspectiva negativa. En otras palabras, ¿qué área necesito mejorar? Les pregunto: ¿qué área necesito crecer? Y me dicen lo que piensan.

Para ello necesitamos saber escuchar y aceptar las verdades dichas, pero quiero compartir contigo que es transformador. Y cuánto crezco cuando les comparto esto, y ellos me retroalimentan, y cuando me dejo discipular y también tratar por Dios.

Pero si miras este video, ¿reconoces alguna fortaleza que debas destruir en tu vida?

Si tienes dificultades para reconocer estas fortalezas, estos mecanismos de defensa y no puedes identificar este punto ciego, este problema que se aloja en este punto ciego de tu vida, pídele a un discipulador o a alguien en quien confíes que te señale con amor los puntos ciegos que aún tienes. no puedo ver.

Que las fortalezas sean destruidas y disfrutes de relaciones profundas y sanas para la gloria de Dios.

Que el Señor los bendiga, bendiga a su familia y que todos estén con Dios. Un gran abrazo.

Rinaldo Ito

Licenciado en Teología por FATEO/UMESP. Pastor de la Iglesia Metodista de Matão en Piracicaba y Superintendente del Distrito de Piracicaba. Es Coordinador de Cursos y Conferencista del Instituto Scilla Franco (ISF), Asesor en Dones y Ministerios y Coordinador Regional de Discipulado en la Quinta Región Eclesiástica, se desempeña como Conferencista en el Centro de Educación Metodista del Noreste (CEMENE), y miembro de la Cámara Nacional de Discipulado de la Iglesia Metodista. Está casado con Meire y padre de Lia y Giovana.

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