Ser discípulo o aprendiz

por Daniel Vargas

¿Qué diferencia hay cuando un líder o discipulador también tiene un discipulador?

¿Quién tiene autoridad sobre tu vida? ¿Cuál es nuestra mayor dificultad cuando pensamos en caminar con alguien con autoridad sobre nuestras vidas? ¿Qué tiene que ver la autoridad con el discipulado?

Bienvenido al Discipulado en la vida, nuestro intercambio de hoy se basa en el Estudio Sé un discípulo o aprendiz del Módulo Cómo ser uno con un discipulador, de la Biblia de Discipulado SBB.

La Biblia nos enseña que Jesús tenía toda autoridad (exousîa), tanto cósmica como histórica, para enseñar, sanar, expulsar demonios, perdonar pecados y enviar a sus discípulos a hacer discípulos. Así demostró en su persona que el reino de Dios prometido desde la antigüedad finalmente estaba presente.

La autoridad de Jesús era evidente. No hay evidencia de esfuerzo propio por parte del Señor Jesús al ejercer su autoridad. Esto es muy importante porque demuestra que Su autoridad se deriva de Dios mismo.

Sin embargo, hubo impedimentos para el ejercicio de la autoridad de Jesús. El ejercicio de la autoridad de Jesús estuvo limitado por la incredulidad de su audiencia. No todas las personas reconocieron y por tanto experimentaron la autoridad de Jesús. 

No basta con que alguien tenga autoridad. La autoridad también necesita ser reconocida y afirmada. En el texto de Mateo 8, el funcionario romano sabía cómo funcionaba la autoridad, por lo que simplemente reconoce y confía en que Jesús tenía tal autoridad. 

La historia del funcionario romano nos enseña una valiosa lección: se necesita autoridad (exousîa) para reconocer la autoridad (exousîa). La experiencia del oficial romano al ponerse bajo la autoridad humana en el ejército le dio referencia para ponerse bajo la autoridad de Jesús.

Nuestra cultura fomenta la independencia y no la interdependencia, es decir, tener personas con autoridad sobre nuestras vidas a quienes escuchamos antes de tomar decisiones importantes en nuestras vidas.

El crecimiento intencional es el resultado de vivir un discipulado intencional que se caracteriza por relaciones de confianza que permiten la confrontación en el amor y la responsabilidad. Relaciones interdependientes. ¡Pero esta relación es el resultado de una construcción! Como dicen algunos, es necesario comer unos kilos de sal con la otra persona.

La mayoría de los conflictos en el discipulado ocurren en los niveles de monitoreo (rendición de cuentas) y autoridad. Carecemos de modelos saludables como referente para ejercer la autoridad en las relaciones de discipulado.

Veamos cuatro características distintivas de la relación en el discipulado:

  1. Aceptación. Al amarnos incondicionalmente, al entregar a su hijo por nosotros cuando todavía éramos sus enemigos, Dios nos da una nueva oportunidad de experimentar verdaderamente la aceptación y el amor fundamental.
    Aceptar a los demás profundamente y experimentar su aceptación, apoyo y amor fomenta enormemente nuestro crecimiento.
  2. Afirmación. Afirmación es validar o declarar el valor de otra persona, yendo más allá de la simple aceptación. Cree en la otra persona, viendo posibilidades más allá de lo que percibe dentro de los propósitos de Dios, viéndolas con la mente y el corazón de Jesús.
    Aceptación significa que amamos a la persona tal como es; la afirmación anima a la persona a creer en su potencial y en los propósitos de Dios para ella.
  1. Seguimiento (rendición de cuentas). Requiere un nivel considerable de confianza, así como un corazón dispuesto y abierto a la corrección, es decir, a ponerse vulnerable frente a los demás. En el discipulado, la rendición de cuentas es un estilo de vida en el que la rendición de cuentas es normal y no da miedo; se siente agradecida en lugar de amenazada por ello y busca oportunidades para rendir cuentas
  2. Autoridad. Las relaciones en el discipulado se expresan a través de la dependencia de Dios y la interdependencia entre los miembros del grupo. Damos a quienes caminan con nosotros en el discipulado el derecho y la responsabilidad de confrontarnos cuando dejamos de depender de Dios y Su Palabra. 

La interdependencia es poder caminar de forma independiente, pero elegir compartir decisiones importantes, especialmente con las personas que se verán afectadas por ellas. 

 Los problemas surgen cuando en el discipulado caemos en un modelo organizacional de relaciones, en lugar de un modelo de familia o amistad. 

La tendencia del modelo de relación organizacional es comenzar con la relación de autoridad, que muchas veces viene impuesta por el rol que desempeña la persona. Y el monitoreo se convierte más en una demanda de desempeño que en un monitoreo que fomente cambios. La afirmación se expresa según el mérito de la persona y esto le comunica que su aceptación en la relación o grupo está condicionada a lo que hace.

Que Dios nos lleve a experimentar relaciones de autoridad en nuestras vidas como resultado de un modelo de discipulado donde: la aceptación es incondicional, la confirmación se da gratuitamente, el seguimiento es la rendición de cuentas por lo acordado y la autoridad se ejerce mediante la interdependencia.

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