Una invitación a la sobriedad en el trabajo ministerial

En medio de las dificultades inherentes al pastorado, es necesario prestarse atención y buscar ayuda cuando sea necesario.

 

Cada trabajo tiene lo que se denomina “la esencia del trabajo”; Expresión utilizada para designar las dificultades propias de cada profesión o actividad. Ya sea un médico, un abogado, un oficial de policía, un piloto de barco o un pastor de una iglesia, todos deben enfrentar desafíos relacionados con su trabajo. En este sentido, para no sucumbir en el mediodía, es imprescindible que el trabajador camine con sobriedad, se cuide y se mantenga fiel a la integridad de su vocación. Estos son elementos esenciales para el éxito.

Cabe destacar que, en lo que respecta al llamado ministerial, la sobriedad es esencial. Se puede ver claramente en una postura que demuestra moderación, templanza y equilibrio. Pablo destacó la importancia de tal virtud cuando le escribió a Timoteo: “Pero tú, sé sobrio en todo, sufre dificultades, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio” (2 Tim 4:5). Sin embargo, aunque es esencial para el pastorado, la sobriedad, lamentablemente, no es la realidad en muchos púlpitos hoy en día. El caso es que, además de la peligrosa tendencia a la ostentación, muchos trabajadores se pierden entre las exigencias de la iglesia. Cualquiera que abrace el ministerio descuidadamente o con intereses dudosos ciertamente se sentirá frustrado.

La labor del ministerio es una invitación a la sobriedad, es participar de las aflicciones de Cristo, ser portavoz de la verdad de Dios y permanecer fiel al llamado..

Para ser pastor se debe estar dispuesto a entrar al campo de batalla, a sufrir dificultades como buen soldado de Jesucristo (2 Tim 2:3). Necesitamos estar atentos a la obra de evangelización, a la voz del Todopoderoso que nos insta a llevar la buena noticia de la salvación a quienes están prisioneros del pecado y de grilletes invisibles. En esta sublime misión, la fidelidad al Señor es imperativa.

Quien recibe de Dios la vocación de dedicarse al pastorado sabe que tal actividad es una misión para la vida: el ministerio se desarrolla dondequiera que esté el pastor, el hombre y la misión se confunden. Y es precisamente en este contexto que debe ser consciente, ya que el ministerio está vinculado al factor humano: si el humano falla, el ministerio también puede fallar. Por tanto, prestar atención a este aspecto debe ser una cuestión primordial: “Cuídate de ti y de la doctrina” (1 Tim 4,16).

No cuidarse está perjudicando su salud física y emocional, poniendo en riesgo su matrimonio, su familia, su ministerio y, en algunos casos, ¡hasta su propia vida! Por lo tanto, cualquiera que quiera llegar lejos en el ministerio necesita mirarse a sí mismo, reflexionar si todo está realmente bien y buscar ayuda cuando sea necesario.

Ahí es donde entra en juego el trabajo de Hombres Mentores y Mujeres Mentores. Nuestro objetivo es movilizar y capacitar a pastores y líderes para que experimenten el cuidado en sus vidas y ministerios. A través de herramientas de mentoría y estrategias de atención, brindamos un lugar de refugio y restauración para quienes ejercen el liderazgo en las iglesias y prestamos especial atención a quienes están desanimados o necesitan dirección.

Existimos para caminar preventivamente con quienes están en el frente de batalla y en pleno vigor ministerial, pero también somos una oferta de amor, apoyo y restauración para quienes desean recibir nueva provisión y aceite fresco para reavivar la llama que una vez brilló.

Si necesitas ayuda, cuenta con nosotros. Estamos aquí para extender nuestra mano y fortalecerte en tu viaje.

Walter da Mata

Misionero Sépal y miembro del Ministerio Hombres Mentores, fue pastor de la Asamblea de Dios Manantial – Sobradinho (DF) durante treinta años.

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